Solo soy un simple pez
No quiero ver la verdad,
¡duele!
Soy un pez atrapado
en su pequeña pecera.
Me ahoga ser pez.
Quisiera que los demás
vieran en mi interior el
amor que puedo dar.
Pero solo soy un simple pez.
¡No ven que me ahogo sin amar!
Muero poco a poco sin poder
dar todo lo que soy, pero dar
tambien da miedo.
Miedo al dolor, al fracaso
de no encontrar quien te corresponda
por ser un simple pez
en una pequeña pecera.
RENIEGO DE SER UN SIMPLE PEZ.
No quiero ser pez.
Entonces, ¿que soy?
¿Comó quiero que me vean
sino quiero ser pez?
¿Comó una bella rosa?
No, la rosa a pesar de su belleza
tiene también sus espinas.
¿Comó la mas alta de las montañas?
Tampoco, sería inalcanzable y nadie
me visitaria, no podría dar a los demás
la belleza de mis colores de pez.
¿Comó una estrella entre las miles de
estrellas que hay en el firmamento?
No, nadie se fijaría en mis movimientos
continuos cuando nado
en mi pequeña pecera.
¡No quiero ser pez!
Duele el corazón cuando
me dicen que soy diferente
cuando solo ven que tengo
una pecera muy chiquitita.
Cuando no ven en mi lo que hay
sin ser pez, eso asusta.
Duele que me vean como si
fuera tan diferente que ni siquiera
puedo DAR, AMAR, QUERER O DESEAR...
a otro pez diferente a mi.
Al fin y al cabo soy un simple pez
atrapado en su pequeña pecera...

Pilar Bonet

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Quisiera que estuvieses aquí conmigo,

caminando en la playa de Hawai

en la arena dorada, mirando el océano

Minh’alma, de sonhar-te, anda perdida.

Meus olhos andam cegos de te ver!

Não és sequer razão do meu viver

Pois que tu és já toda a minha vida!

E, olhos postos em ti, digo de rastros:

«Ah! Podem voar mundos, morrer astros,

Que tu és como Deus: Princípio e Fim!...»

Florbela Espanca